lunes, 5 de septiembre de 2022

Eucaristía de ordenación de los primeros diáconos del Redemptoris Mater de Roma en la Basilia de Letrán

El 18 de octubre de 1989 tenía lugar la ordenación de los tres primeros diáconos que se estaban formando en el todavía incipiente Seminario Redemptoris Mater de Roma en una histórica Eucaristía celebrada en la Basílica romana de San Juan de Letrán,  con el espacio acondicionado según lo que el  el Camino había recuperado con el Concilio colocando el altar en el centro del Templo, y siguiendo las prescripciones de la Santa Sede para el desarrollo de la liturgia, especialmente en lo concerniente a la comunión con las dos especies. La Eucaristía estuvo presidida por el entonces vicario para la diócesis de Roma, Mons. Ugo Poletti, que había recibido el mandato del Papa San Juan Pablo II para llevar adelante la erección del Seminario para la Nueva Evangelización. 

La histórica celebración estuvo presidida por varios Obispos, el equipo formador del Seminario, numerosos sacerdotes de la diócesis de Roma y el equipo iniciador del Camino, con Kiko, Carmen y Padre Mario, acompañados de numerosas comunidades de la diócesis. 



San Juan Pablo II quería, con el envío de familias del Camino que ya estaba realizando a algunos países del norte de Europa, que les acompañaran presbíteros misioneros para ayudarlas en la re-evangelización de la secularizada Europa, donde ya veía de manera paulatina la descomposición de la fe católica.

En el VI Simposio de Obispos de las conferencias episcopales de Europa, celebrado pocos años antes, en 1985, haciendo un análisis exhaustivo de la situación de la fe y la Iglesia en el antiguo continente, había ya delineado la solución para hacer frente a la grave descristianización que se empezaba a vislumbrar: "Para lograr un trabajo eficaz de evangelización, debemos volver a inspirarnos en el primer modelo apostólico. Este modelo, fundacional y paradigmático, lo contemplamos en el Cenáculo: los apóstoles están unidos y perseverantes con María, esperando recibir el don del Espíritu. Solo con la efusión del Espíritu comienza el trabajo de evangelización. El don del Espíritu es el primer motor, la primera fuente, el primer aliento de auténtica evangelización. Por lo tanto, es necesario comenzar la evangelización invocando al Espíritu y buscando dónde sopla el Espíritu (véase Jn 3, 8). Algunos síntomas de este soplo del Espíritu ciertamente están presentes hoy en Europa. Para encontrarlos, apoyarlos y desarrollarlos, a veces será necesario abandonar esquemas atrofiados para ir donde comienza la vida, donde vemos que los frutos de la vida se producen "según el Espíritu" (ver Rom 8). Estas fuentes vitales, en armonía con las características del primer modelo apostólico, se encuentran generalmente donde Cristo y el amor a Cristo están unidos con la conciencia y la vida eclesial; allí donde la Iglesia, como María, es venerada y bienvenida como Madre. La proclamación de Cristo separado de la Madre-Iglesia, o peor opuesto a ella, no podría ser el anuncio del "Verbo hecho carne", nacido de la Virgen María y generado continuamente por la Iglesia en los corazones de los fieles".





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.