martes, 23 de abril de 2019

La Pascua en la praxis del Camino y el documento de la Congregación para el Culto

En la praxis neocatecumenal, la celebración del Misterio Pascual está en el origen como fundamento, y se renueva cada año en la Vigilia Pascual como plenitud. Es la experiencia pascual vivida, la que lleva al apóstol a dar testimonio de la Resurrección de Jesucristo como Buena Noticia para el hombre de hoy, y es esta Buena Noticia, acogida en el corazón, la que hace brotar la fe como un don que se alimenta, año tras año, en la fuente de agua viva que se nos da a gustar en la Noche Pascual. Es elocuente, en este sentido, la experiencia que narraba en 1983, Carlo Carreto, tras haber vivido la Vigilia Pascual con una Comunidad Neocatecumenal: “¿No habéis tenido la suerte nunca de pasar la Noche de Pascua con alguna Comunidad Neocatecumenal, tomando parte en el ayuno con que se preparan todos a la explosión del canto del Exultet, que anuncia la pascua del Señor? Si lo habéis probado, no os quedan ganas de tomar parte en ninguna liturgia entre el frío y la indiferencia de un pueblo sin catequizar, formalista y uniforme”. Sin un adecuado camino catequético y mistagógico vivido comunitariamente va a resultar muy difícil llegar a comprender la altura y la profundidad, la anchura y el alcance que la celebración de la Vigilia Pascual ha de tener en la vida cristiana.